La vida es lo suficientemente complicada como para, además, perderse en el bosque por no saber usar los elementos que uno lleva en la mochila. Eso es lo que nos pasa con las emociones: tenemos una herramienta potentísima para nuestro viaje, pero no se nos dice cómo utilizarla, y más de una vez todos nos hemos perdido en ese bosque que son nuestros sentimientos.
Este libro busca que conozcamos bien el equipaje con el que enfrentamos el trayecto. Porque una vez estemos en el bosque tenemos que caminar para salir. No podemos teletransportarnos. Hay que atravesarlo, y debemos saber cómo hacerlo.
De todos los instrumentos que podemos llevar encima en una travesía por el bosque, solo la brújula indica el norte. El resto de los dispositivos sirve para otros usos. Insistir, por ejemplo, en que el mercurio del termómetro nos dirige al norte solo nos mantendrá perdidos, y el tiempo corre en contra. No es cosa pequeña el bosque como para tomarlo a la ligera. Las emociones tampoco. Este ejemplo puede parecer muy simple, ya que todo el mundo sabe para qué sirve un termómetro. Y nadie podría ser tan tonto como para confundir una cosa con la otra! Sin embargo es sorprendente saber cuán frecuente se da este error en el terreno emocional al confundir las emociones.
Es hora de encontrarnos para aprender a salir, y no tener que desorientarnos otra vez cuando podemos evitarlo. Esta vez las emociones jugarán a nuestro favor.
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Life is complicated enough to also get lost in the forest because of not knowing how to use the items one carries in the backpack. That's what happens with emotions: we have a powerful tool for our journey, but we're not told how to use it, and more than once, we all have gotten lost in that forest that is our feelings.
This book seeks for us to become familiar with the luggage we face the journey with. Because once we're in the forest, we have to walk to get out. We can't teleport. We have to cross it, and we must know how to do it.
Of all the instruments we can carry on a journey through the forest, only the compass points north. The rest of the devices serve for other uses. Insisting, for example, that the mercury in the thermometer points us north will only keep us lost, and time is running out. The forest is not a trivial matter to take lightly. Neither are emotions. This example may seem very simple, since everyone knows what a thermometer is for. And nobody could be so foolish as to confuse one thing with another! However, it is surprising to know how common this mistake occurs in the emotional field when confusing emotions.
It's time to find ourselves to learn to get out, and not to get disoriented again when we can avoid it. This time, emotions will play in our favor.